La Catedral de Santiago de Compostela
Es conocida a nivel
mundial por acoger los restos del Apóstol Santiago, lo que la convirtió en uno
de los principales destinos de peregrinación de Europa, durante la Edad Media,
a través del famoso Camino de Santiago.
La Catedral de Santiago
Fue construida entre
1075 y 1211 sobre los restos de una antigua iglesia ubicada en el lugar donde
aparecieron los restos del Apóstol Santiago.
La Catedral de Santiago
Se organiza sobre una
planta de cruz latina y tres naves. Sus fachadas forman magníficos conjuntos
urbanísticos con sus respectivas plazas,
donde destacan la fachada de la Plaza del Obradoiro y el Pórtico de la Gloria.
El parteluz de este pórtico representa el Árbol de Jesé, árbol genealógico de
Cristo y en su parte interna inferior nos encontramos con el conocido como
‘Santo de los Croques’, una representación arrodillada del Maestro Matero,
escultor del pórtico, y del que la tradición cuenta que su talento le será
transmitido a todo aquél que le dé tres croques o golpecitos con la cabeza.
En su interior destaca la Capilla Mayor, donde se alberga el
sepulcro del Apóstol Santiago y que está situada al lado del célebre
Botafumeiro, un gran incensario del siglo XIX y uno de los símbolos de la
Catedral de Santiago.
El Museo de la Catedral de Santigo exhibe objetos de gran
valor, como una colección de tapices, el
coro románico del maestro Mateo, la cripta (situada bajo las escalinatas de la
fachada del Obradoiro y donde está el sepulcro del Apóstol Santiago) y el
claustro del templo.
SANTIAGO APÓSTOL
El 25 de Julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol,
patrón de España.
El apóstol Santiago, primer apóstol martir, viajó desde
Jerusalén hasta Cádiz (España). Sus predicaciones no fueron bien recibidas, por
lo que se trasladó posteriormente a Zaragoza. Aquí se convirtieron muchos
habitantes de la zona. Estuvo predicando también en Granada, ciudad en la que
fue hecho prisionero junto con todos sus discípulos y convertidos. Santiago
llamó en su ayuda a la Virgen María, que entonces vivía aún en Jerusalén,
rogándole lo ayudase. La Virgen le concedió el favor de liberarlo y le pidió
que se trasladara a Galicia a predicar la fe, y que luego volviese a Zaragoza.
Santiago cumplió su misión en Galicia y regresó a Zaragoza,
donde corrió muchos peligros. Una noche, el apóstol estuvo rezando intensamente
con algunos discípulos junto al río Ebro, cerca de los muros de la ciudad,
pidiendo luz para saber si debía quedarse o huir. Él pensaba en María Santísima
y le pedía que rogara con él para pedir consejo y ayuda a su divino Hijo Jesús,
que nada podía entonces negarle. De pronto, se vio venir un resplandor del
cielo sobre el apóstol y aparecieron sobre él los ángeles que entonaban un
canto muy armonioso mientras traían una columna de luz, cuyo pie, en medio de
un rayo luminoso, señalaba un lugar, a pocos pasos del apóstol, como indicando
un sitio determinado.
Sobre la columna, se le apareció la Virgen María. Santiago
se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas, y recibió internamente
el aviso de María de que debía erigir de inmediato una iglesia allí; que la
intercesión de María debía crecer como una raíz y expandirse. María le indicó
que, una vez terminada la iglesia, debía volver a Jerusalén. Santiago se
levantó, llamó a los discípulos que lo acompañaban, que habían oído la música y
visto el resplandor; les narró lo demás, y presenciaron luego todos cómo se iba
desvaneciendo el resplandor de la aparición. En el lugar de la aparición, se
levantó lo que hoy es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, un lugar de
peregrinación famoso en el mundo entero que no fue destruido en la guerra civil
española (1936-1939), puesto que las bombas que se lanzaron no explotaron,
pudiéndose hoy en día verse expuestas en el interior de la Basílica.
Santiago partió de España, para trasladarse a Jerusalén,
como María le había ordenado. En este viaje visitó a María en Éfeso. María le
predijo la proximidad de su muerte en Jerusalén, y lo consoló y lo confortó en
gran manera. Santiago se despidió de María y de su hermano Juan, y se dirigió a
Jerusalén, donde al poco tiempo fue hecho prisionero.
Fue llevado al monte Calvario, fuera de la ciudad. Durante
el recorrido, estuvo predicando y aún fue capaz de convertir a algunas
personas. Cuando le ataron las manos, dijo: "Vosotros podéis atar mis
manos, pero no mi bendición y mi lengua". Un tullido que se encontraba a
la vera del camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El
apóstol le contestó: "Ven tú hacia mí y dame tu mano". El tullido fue
hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.
Josías, la persona que había entregado a Santiago, fue
corriendo hacia él para implorar su perdón. Este hombre se convirtió a Cristo.
Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el
apóstol lo abrazó y le dijo: "Tú serás bautizado en tu propia sangre".
Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su
fe.
En otro tramo del recorrido, una mujer se acercó a Santiago
con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de
inmediato. Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes
fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron
los ojos y le decapitaron.
El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de
Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, lo llevaron a Galicia
(España) algunos discípulos.
En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos
fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el "Camino de
Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón
por sus pecados.
EN LA CATEDRAL:
El Pórtico de la Gloria
El Pórtico de la Gloria, la expresión más genial del arte
cristiano del Medievo, en su inspiración y logro escultórico sólo comparable en
otros rumbos del espíritu con la “Summa Teológica” del Ángel de las Escuelas o
“La Divina Comedia” de Dante, ha sido muchas veces descrito. Puede sentirse y
estudiarse como composición teológica y artística. Encierra, sugiere y expresa
todo un mundo de conceptos, visiones y revelaciones de una época en la que se
expresa un momento definitivo de la historia inmortal de las almas con
certeza».
El Pórtico de la Gloria es un hito entre las obras cumbres
del arte. Su belleza y su misterio han cautivado a los peregrinos de todos los
tiempos y han sugerido todo tipo de estudios (artísticos, históricos,
teológicos, incluso musicales). Ahora podemos acercarnos a esta original
creación –llena de enigmas para el hombre moderno– tratando de desentrañar su
significado: ¿Qué querían transmitir sus autores? ¿A quiénes iba dirigida? ¿De
qué nos habla hoy?
La genialidad del Maestro Mateo va más allá de las
interpretaciones que hasta ahora han descrito el Pórtico. El Apocalipsis no es
la única fuente de interpretación del Pórtico y, la escena central del tímpano
no representa el momento del Juicio Final. Cristo Rey no está en posición de juzgar,
está esperando al peregrino Es Él que, sentado en su trono de Gloria, aguarda
al hombre que a través del Apóstol Santiago se le acerca. Cristo, con una
mirada serena, amable y llena de paz, nos espera al final del camino y con su
acogida nos llena el corazón de esperanza. Por eso nos hallamos verdaderamente
ante un Pórtico de esperanza para todos los hombres.
Decimos todos los hombres, tengan fe o no, porque en todos
late un deseo de felicidad que nos mueve a ponernos en camino. La Belleza de
Cristo, que se ha hecho compañía cercana al hombre desde hace más de 2.000
años, ha sugerido al Maestro Mateo esta obra cumbre y continúa alentando la
creatividad del hombre occidental. Europa es uno de sus frutos. El reto es
redescubrir nuestras raíces para volver a encontrarnos a nosotros mismos.
La encíclica “Spe Salvi” de Benedicto XVI ilumina el sentido
del Pórtico de la Gloria, a pesar de los más de 800 años que la separan de él:
“Todos tenemos necesidad de esperanzas –pequeñas o grandes– que, día a día, nos mantengan en camino. Pero
sin una esperanza grande, que debe superar todo lo demás, esas esperanzas no
bastan. Esta grande esperanza sólo puede ser Dios, es Él el fundamento de la
esperanza – no un Dios cualquiera, sino el Dios que posee un rostro humano y
que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros” (n. 31. cfr. nn 41 y 44).
El abrazo al Apóstol
En el altar mayor de la catedral de Santiago de Compostela y
dentro de un baldaquino barroco, se puede contemplar la figura en piedra
policromada del “Señor Santiago” que, con mirada serena, recibe al peregrino en
su casa, al tiempo que recibe de él el tradicional abrazo (en gallego aperta o
apreta) como testimonio de adhesión y gratitud por su valimiento y ayuda
espiritual.
Ante el sepulcro de Santiago
En la cripta de la catedral de Santiago de Compostela,
situada bajo el Altar Mayor, se encuentra el sepulcro romano que guarda los
restos del apóstol Santiago. Dicho sepulcro está cubierto por una urna de plata
cincelada en el siglo XIX sobre modelo románico por orfebres compostelanos. En
el centro de la urna aparece el Pantocrátor rodeado por las figuras de los
evangelistas. Es uno de los principales destinos de peregrinación de Europa a
través del llamado CAMINO DE SANTIAGO.
La Misa del Peregrino
Desde el momento de nuestra partida y durante todo el
trayecto podremos con casi total probabilidad de disponer a diario de la
denominada "misa del peregrino", oficio que se nos ofrecerá por norma
en la misa de las 20:00 horas, como decimos en la casi totalidad de poblaciones
que cuenten con oficiantes para ello. Se denomina de este modo por estar
especialmente destinada a ellos y permitir su participación: los sacerdotes
acompañantes pueden concelebrar y se saluda expresamente a los grupos.
Desde la popular de Roncesvalles en la cual, a su
finalización, se bendice al peregrino en tantas lenguas e idiomas como paises
se vean representados por ellos hasta llegar a la de Santiago de Compostela,
que por su gran cantidad de peregrinos puede llegar a celebrar varias cada día,
normalmente la de las 12:00 y las 18:00 horas. En Años Santos se ofician con
mayor cobertura a las 10:00 y a las 12:00 horas en los servicios matutinos y a
las 18:00 y las 19:30 horas durante la tarde.
El horario de visita de la Catedral de Santiago es de 7h a 21h y la entrada es gratuita.
Horario visita Museo de la Catedral de Santiago:
Octubre a mayo:
Lunes a sábado: de 10h a 13h30 y de 16h a 18h30
Domingos: de 10h a 13h30
Junio a septiembre:
Lunes a sábado: de 10h a 14h y de 16h a 20h
Domingos: de 10h a 14h
Precio entrada Museo de la Catedral de Santiago:
Entrada general: 5 €
Entrada estudiantes y jubilados: 3 €
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